POEMAS 2011

La ceguera, ese don habitable

A la memoria de Jorge Luis Borges

El poeta ciego, sin reproches,
pone luz a su último poema.
Por encima de cualquier color
son versos tristes.
Con un ritmo preciso
la mano temblorosa
los ha vuelto ilegibles.
Desierto de vanidades
sangra al escribirlo,
como su lenta noche,
como su corazón.
¿Acaso hay algo 
que no se despida sangrando?

Daniel Balaguer

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Chopin
(Derrota del sueño)

Cuando se escuchan los ecos memorables
de la marcha fúnebre
se atraviesa un gusto en la garganta,
un gusto a desolación.
La tristeza arma un paisaje en el camino.
Adelante va el carro negro
con sus trazos de muerte.
Nada más misterioso para el hombre,
nada más verdadero
alcanzando la tierra.

Ariel Maschio

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Juego poco liviano

Todo parece volátil este día.
Nadie está despierto.
Pero, alguien, 
uno que no envejece todavía, piensa.
Afina un viaje que transgrede el mutismo.
La travesía es brillante, indeterminada.
Aún así,
logra derribar paredes y cerrojos.
Detrás, está el dolor
de los que pelean y se esconden.
De ese viaje él regresa,
enciende un cigarrillo
y trata de engañar al odio.
Tiene que hacerlo.
Nada interrumpe ese deleite solitario.
Mientras el humo se diluye en la mañana.

Juan Rodríguez

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Soldadito del plomo

Traspaso el hormigón con mi lápiz
y te veo inmóvil,
con el peso del metal encima,
cuidando el horizonte.
El viento se empeña en quebrar
tu rostro curtido
y sé que lo consigue
en la profundidad de tu mirada.
Aunque no lo creas, ya no te odio,
pero aborrezco tu plomo
que antes era mío.
Parecemos diferentes,
sin embargo, yo estuve en tu cárcel
y desde acá te llamo soldadito.
Sé que para vos es de oro el barrote.
Fundílo y escapá
porque no sos alquimista.

Maximiliano Peña

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Estoy quieto, de irme

Es difícil comprender la verdad
en el distinto.
Al mediodía o en el patio,
como toda leyenda,
los segundos resultan útiles.
Por estar.
Loco o cuerdo llego hasta este sitio
que desciende 
hasta el día y la noche,
es decir, hasta el amanecer.
Con mi sombra escribo.
Algo recuerdo de la luz
que llegará, tal vez, ayer.
Soy el que no se fue,
el que al sur de un viento fuerte
se acerca para cambiar el futuro.
De triste.

Sebastián Vera


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Posibilidad extrema

Entre lobos me visto
con un disfraz de corto tiempo.
Ellos siguen su rumbo
con un caparazón 
que resiste cualquier adversidad.
Sobre qué códigos 
elegirán su calma.
Los entiendo. Es difícil
ponerse lo que uno quiere.
Cuando todos descansan
huyo de lo cierto
sin perderme de vista.
Al final, 
evado los contornos
y soy, otra vez, 
un desertor.

Maximiliano Trovato

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Poema escrito desde este lado

Nada es tan real como ese gesto mínimo
que deja su rastro en esta hoja.
La palabra le imprime serenidad al texto
y hace que todo se torne
(dulcemente) difícil a mi alrededor.
Pero, la noche sigue ahí
con su marca y su hoguera.
Aún pienso que estoy dentro del mundo.
Entonces, sumo el olor de la llovizna 
al sueño.
Y, también, esta dura melancolía
a la incomparable confusión.

Jesús Saire

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Sin llaves puede entrar otra voz

Como un murmullo de todas las edades
pasa y aúlla el viento.
Imagino que dobla 
una hilera de pinos
y que flota silbando
para imitar la lluvia.
No es real lo que escucho.
Nada retumba por estos corredores
ni desgarra el silencio 
en el que vivo.

Máximo Santacruz


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Uniendo extremos

No quiero sentirme descubierto
bajo la noche que me pertenece.
Separado de mí
la mano busca un signo
sobre la hoja extendida.
No percibo aún
la exacta forma de las cosas.
Necesito las palabras
para entender el equilibrio
de la espera.
La única razón de cada día.
Leonardo Salinas

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Vacíos de la palabra

La noche profunda 
me lleva a parajes tenebrosos.
Con acento pagano
la calma se parece al miedo.
El silencio está solo.
Transita allí un niño
que pintaba árboles azules y el pasto gris.
Muchas veces
elijo quedarme fuera del lenguaje.
Para que esa imagen esté
a salvo.

Roberto Blanco


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La magia se queda en mi pulso

Desde lo profundo de una oscuridad máxima,
desde el último peldaño de la escalera
en un movimiento de ascenso hacia la superficie,
la fortaleza que sostiene a la perseverancia
se respira. 
Estoy tan solo que ni siquiera estoy conmigo.
Con los golpes del reloj
y el movimiento de las agujas
subo en busca de la luz.
Me desplazo con la carencia
de un convaleciente, con la lentitud
de quien está saliendo de una enfermedad.
Estar conmigo es encontrarme
con aquello que soy.
Me tomo de mi propia y única mano
y comienzo de nuevo a caminar.
Estoy solo y conmigo.
Estoy con mi eternidad.

Inerius

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Hábitos descifrables

La marea sube
y sumerge a la piedra
que continúa inmóvil.
La marea baja
y la roca sin hundirse
vuelve a brillar
debajo de la luz.
Tardes y amaneceres sin desistir,
sin deslizarse.
Sabe que lo difícil es afrontar
lo que no va a suceder.

Brian Tévez

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Mi mano en la mirada

El pasado es un sello,
es la aguda memoria 
que teje pasos a la deriva.
Sobre ese borde
los ojos se mezclan
con detalles que no existen,
cargan sitios que no conozco.
Cómo puedo recrear este poema
sin una luz que caiga
aunque venga de lejos.

Pablo Taverna

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